domingo, 5 de noviembre de 2017

NOTAS DEL PASTOR:



LA FUERZA

Uno de los temas actuales dentro de la comunidad friki y seguidores de la cultura pop es el relanzamiento de la saga de la Guerra de las Galaxias, originalmente de George Lucas, con una nueva trilogía y varios spin off, la cual comenzó en diciembre del 2015 con el estreno en los cines del episodio VII: “El despertar de la fuerza”; siguió con “Rogue One” en el 2016 y continua en diciembre de este año 2017 con el estreno de, la esperada por muchos, episodio VIII: “Los últimos Jedis”. La Guerra de las Galaxia conquisto la imaginación de una generación amantes de la ciencia ficción y aun sigue conquistando por sus efectos especiales y original trama. Quien no recuerda a los sorprendentes sables de luz esgrimidos por los hábiles jedis expertos en el uso de la fuerza.

— ¿La Fuerza? Pregunta un joven Luke Skywalker al viejo maestro Obi Wan Kenobi, en el Episodio IV: “Una nueva Esperanza”, La primera de toda la saga.

—“Bueno, la fuerza, responde este, es lo que le da al Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unidas las galaxias.”

         Mucha gente se imagina a Dios con un concepto muy similar al de las Guerras de las Galaxia. Piensan en Él como la fuerza. Se imaginan a Dios como una fuerza impersonal o alguna forma de energía sin rostro que misteriosamente guía y rodea el universo y/o está en todas las cosas. Este concepto filosófico espiritual es muy común en corrientes como la metafísica o el gnosticismo. Pero nada más lejos de la verdad, por supuesto que Dios rodea y guía el universo por algo es Omnipresente, es decir, su presencia está en todas partes a la vez. Mas Él no es una fuerza misteriosa ni una energía cósmica que simplemente está allí, en todos lados. Dios no es una cosa ni un algo. Dios es una persona.

En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad y que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad, pero que en realidad son cualidades de Dios otorgadas a nosotros cuando nos creó. Fuimos creados a imagen, conforme a la semejanza, de Dios. El Hombre no creó a Dios, Fue Dios quien creó al hombre. Si el ser humano es una persona es porque Dios es una Persona en sí mismo.

Dios no solo es una persona, el desea y anhela tener una relación muy personal contigo, Dios dijo: “Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.” (Proverbios 8:17). Nota los pronombres que Dios utiliza para referirse a sí mismo. Acaso suena esto como una energía. Lejos de ser una fuerza impersonal, la Biblia se refiere a Dios como el “Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob” (Éxodo 3: 16), Él le dijo su nombre a Moisés (Éxodo 3: 13-15), se reveló a sí mismo a Samuel (1º Samuel 3), le habló a Isaías en el Templo (Isaías 6). Y le dijo a Jeremías: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”. (Jeremías 1:5). El apóstol Pablo lo llamaba “mi Dios” (Romanos 1: 8) estos son solo unos pocos pasajes que podemos citar porque son muchos.

Dios, no solo es un dios que creó el universo y al terminar se fue de vacaciones, dejando a su creación a la deriva. Él no es la energía de lo que está hecho todas las cosas, y mucho menos es la fuerza al puro estilo Jedi. El verdadero Dios piensa, razona, siente y está personalmente interesado en ti. Él te conoce por nombre y a su pueblo le dice: “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.” (Isaías 49:16). El apóstol Pedro decía: “Él tiene cuidado de vosotros” (1ª Pedro 5:7). Jesús dijo: “Pues aun vuestros cabellos están todos contados”. (Mateo 10:30). Y Dios promete: “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. (Jeremías 29:13). Estas son promesas que puedes tomar para ti personalmente.



Pastor Eliezer David Guevara C.

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